5/31/2008

Estado e sociedade

Leo unha longa conversa entre Patxi Zabaleta, coordinador xeral de Aralar, e máis Juan José Laborda, membro do Grupo Parlamentario Socialista e senador por Burgos, editada en libro pola editorial Catarata en 2008 baixo o título ¿Se puede ser nacionalista y de izquierda?, ao longo da cal se analizan múltiples aspectos de natureza política e na que a disxuntiva entre a máxima de que todas as persoas e por extensión todos os pobos teñen dereitos naturais versus a máxima de que é o Estado o único que concede dereitos aparece coma a maior discrepancia entre os dous políticos. Creo que merece a pena reproducir algúns momentos da conversa onde se debulla unha contradicción que cobra actualidade a raíz de cuestións coma a recente proposta de consulta á sociedade vasca impulsada por Juan José Ibarretxe, as recentes normativas no tocante á inmigración aprobadas tanto no parlamento Italiano coma na Unión Europea ou o caso, se cadra máis anecdótico pero non por iso menos patético, das fotografías tomadas dende un helicóptero a unha tribu sen contacto co home branco que, fuxindo do seu exterminio en Perú, pasaron a fronteira até Brasil, sen saber sequera a existencia desas dúas realidades estatais.

PZ.- La sociedad vasca, o la sociedad navarra, no ha heredado unos derechos, los tiene como dimanación de su dignidad humana, que es la dignidad de cada uno de los individuos que conforman esa sociedad. Pero como esa sociedad, en la medida en que su pueblo existía antes que cada uno de nosotros, va a seguir existiendo después de cada uno de nosotros. Nosotros ejercemos los derechos, pero nuestros descendientes los seguirán ejercitando, y con la misma soberanía que nosotros, pueden modificar nuestras decisiones y renunciar o reivindicar determinados postulados que nosotros no hayamos realizado. Por lo tanto, nosotros sí creemos que el individuo en un mundo globalizado se adscribe a un colectivo y ésa es la opción de nacionalidad.

JJL.- Yo me siento más próximo al patriotismo, en la vieja tradición de Orwell. Éste distinguía entre nacionalismo y patriotismo. Por “patriotismo” se refería a la devoción a un lugar en particular y a un determinado estilo de vida, los cuales uno cree que son los mejores del mundo, pero sin tener la menor intención de forzar a los demás a creerlo así. El patriotismo así entendido es por naturaleza defensivo, tanto militarmente como culturalmente. Por supuesto, es compatible con la civilización democrática, mientras que el nacionalismo es inseparable del deseo de poder, de una lucha por el poder.

(...)

Yo creo que los derechos humanos no surgen de la dignidad humana, Es una visión organicista, muy católica, según la cual el árbol de los derechos surge de la semilla de la dignidad humana. Yo creo que los derechos surgen del Estado, como logros históricos en algunos países.

PZ.- Mi opinión es que los derechos humanos existen antes del Estado, existen incluso sin el Estado, los apátridas están ahí, pero los derechos humanos existen sobre todo, y es una realidad humana enorme. El mayor escándalo humano y la mayor tragedia son los problemas con los inmigrantes, con la pateras, y se producen también al margen del Estado, pero existen esos derechos humanos, y por eso no surgen del Estado. La estructuración de la sociedad en Estado es la forma de institucionalización jurídica más común hasta ahora, siendo las organizaciones supraestataless, por ejemplo la Unión Europea, también institucionalizaciones jurídicas complejas de las sociedades que comprenden. Ambas clases de institucionalización o estructuración de la sociedad, es decir, el Estado o las entidades supraestatales, son posteriores a la persona y los derechos humanos porque son posteriores a la sociedad. La lúcida distinción entre sociedad y Estado tiene la virtualidad de hacer evidente que los derechos humanos inherentes a la persona son coceptualmente anteriores a los derechos de ciudadano mientro y partícipe del Estado y de las entidades supraestatales. Además, tanto los Estados como Europa y todas las entidades supraestatales están ya englobados en la realidad global o universal que también es posterior, no en el tiempo sino conceptualmente, a los derechos humanos.

JJL.- Yo creo que el derecho es consecuencia de la evolución del Estado, porque antes de existir la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1789, no había derechos del “ciudadano”, había privilegios. El cambio que supone el derecho abstracto a través del cual el ser humano se transforma en ciudadano, con independencia de su lengua, de su fe, de su sexo y de su condición social, para ser titular de derechos y obligaciones abstractas, eso es indudablemente un elemento consecuencia del Estado liberal moderno.

PZ.- El tema de la naturaleza de los derechos humanos y políticos, y el tema de su origen y justificación conceptual, en dependencia o no del Estado, es una cuestión importante desde el punto de vista doctrinal. Y además de los precedentes históricos yo añado la actual situación de todo el fenómeno de las relaciones Norte-Sur, de los inmigrantes, de los cayucos y de las pateras, que es el mayor escándalo humano del siglo XXI. Querría decir que si son sujetos de derecho y que, además, el Estado o las autonomías, o las entidades supraestatales, no pueden desconocer los derechos de esas personas. Sean apátridas o sean inmigrantes, les corresponden.

(...)

Este debate tiene importancia hoy, hasta el extremos de que por ejemplo la famosa Ley de dependencia designa como sujetos de derecho a las prestaciones que se prevén en esa ley a los españoles. Así aparece en su artítulo 5. En cambio la Ley Foral de Asistencia Social de Navarra designa como titulares de los derechos en las prestaciones de bienestar social y asistencial a los españoles, a los extranjeros domicialiados en Navarra y a los apátridas, que los hay por lo menos en la práctica. (...). Yo creo que esa es una cuestión que la Unión Europea también se tiene que plantear, no sólo a efectos de los derechos humanos formales.

(...)

El nacionalismo es la adscripción de la persona a un colectivo que le transciende en el tiempo, que es un pueblo, para mí sujeto de derechos, y que tiene que ejercer los derechos colectivos, pero que esa adscripción es anterior al concepto de nación, y desde luego, la nacionalidad es algo opcional y por lo tanto rechazable. Yo defiendo que uno debería tener el derecho a dejar de ser de una nacionalidad, y ahora, con el Código Civil en la mano, sólo se puede dejar de ser español si coges otra nacionalidad. Si te conviertes en apátrida, no dejas de ser español, lo cual debiera ser una opción.

JJL.- Ahí está la clave de nuestra discrepancia, que tú dices que los derechos surgen al margen del Estado.

PZ.- Son al margen del Estado por encima del Estado.

JJL.- Los derechos los establece y garantiza el Estado.

PZ.- No se los da a los que vienen en los cayucos, a ellos no les da el Estado ningún derecho, y yo creo que hay que dárselos.

JJL.- Si están en España, tendrán los derechos que España concede a los emigrantes. Los derechos que se dan son derechos del Estado.

PZ.- Te voy a pasar la Ley de Asistencia Social de Navarra, en la que sí les damos derechos a los apátridas, y la Ley de Dependencia de la que tan orgulloso se siente Caldera.

JJL.- Me estás dando la razón. Esos derechos se los da Navarra, una entidad subestatal. No existen derechos fuera del Estado.

PZ.- Los derechos naturales no son una falacia. El individuo y la persona están antes que el Estado.

Norberto Bobbio, no seu Estado gobierno y sociedad. Por una teoría general de la política (1985), conta como dende unha longa tradición que se remonta a Platón, Maquiavelo, Xenofonte ou Erasmo os escritores políticos sempre trataron o problema do Estado dende o punto de vista dos gobernantes (ex parte principis) centrándose sobre todo en "el arte de gobernar bien, las virtudes, habilidades o capacidades que se piden al buen gobernante, las diversas formas de gobierno, derechos, deberes, prerrogativas de los gobernantes, funciones del Estado y poderes para desempeñarlos, etc". Por outra banda, ao inicio da época moderna coa doutrina dos dereitos naturais que pertencen ao individuo descóbrese “la otra cara de la luna”. Estes dereitos son anteriores á formación de calquera sociedade política e polo tanto de calquera estructura de poder: "A diferencia de la familia o de la sociedad patronal, la sociedad política comienza a ser entendida fundamentalmente como un producto voluntario de individuos que deciden de común acuerdo recíproco vivir en sociedad e instituír un gobierno" (...) “¿Qué implica este cambio del punto de partida? Implica la relevancia dada a los problemas políticos que son diferentes de los tratados normalmente por quien se pone ex parte principis: la libertad de los ciudadanos (de hecho o de derecho, civil o política, negativa o positiva) y no el poder de los gobernantes; el bienestar, prosperidad, la felicidad de los individuos tomados uno por uno, y no solamente la potencia del Estado; el derecho de resistencia a las leyes injustas, y no sólo el deber de obediencia (activa o pasiva); la articulación de la sociedad política en partes incluso contrapuestas (los partidos políticos) y no sólo su unidad compacta; la división y contraposición vertical y horizontal de los diferentes centros de poder y no únicamente el poder en su concentración y centralización; el mérito de un gobierno que debe buscarse más en la cantidad de derechos de los que goza el individuo que en la medida de los poderes de los gobernantes", e segue, “Para Locke, la finalidad de un gobierno civil es la garantía de la propiedad que es un derecho individual, cuya formación es anterior al nacimiento del estado; para Spinoza y Rousseau es la libertad (...) La más alta expresión práctica de esta mutación son las Declaraciones de los derechos norteamericanas y francesas, en las cuales está enunciado solemnemente el principio de que el gobierno es para los individuos y no los individuos para el gobierno”.
Como deixar, neste século XXI globalizado, a cuestión dos dereitos humanos en mans de estados cada vez máis baleiros no que ten que ver coas políticas sociais e económicas e máis equipados no que ten que ver coas políticas represivas? Que din os defensores desa alternativa que pretendía encarnar a Unión Europea vendo como no tema da inmigración se comeza a crear un aparato normativo que devirá nun apartheid de facto para os nacidos alén Xibraltar? Como non inverter o pesimismo social propio do leviatán hobbesiano nunha desconfianza nas institucións actuais e nunha renovada confianza no individuo e na súa capacidade para inventar novas institucións?

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